EQUIPO DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL- EPI ¿UNA CARGA?

EQUIPO DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL

Se conoce como EPI (equipo de protección individual) a cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo. Su utilización es obligatoria siempre que dichos riesgos no puedan ser evitados por medios técnicos de protección colectiva o mediante medidas de organización de trabajo. Así lo estableció en 1989 la Unión Europea a través de la Directiva 89/686/CEE1 del Consejo de Gobierno de 30-11-1989.

Por su parte, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales fija la obligación de realizar una evaluación de riesgos en la empresa, la cual determinará en que puestos de trabajo es necesario el uso de estos equipos, así como el tipo de protección conveniente en cada uno de ellos: protectores de cabeza, de pie, oculares o faciales, de oído, respiratorios, ropa de protección, etcétera. Para que el trabajador realice una correcta utilización de estos sistemas de prevención, es necesario que previamente, el empresario forme e informe sobre los riesgos contra los que protegen y de las actividades en las que deben ser utilizados, y señalice los lugares en los que su uso es obligatorio con paneles que informen sobre esta exigencia.

El empresario también debe prestar especial atención a la correcta elección de los EPIS, que deben cumplir las siguientes premisas:

  • Servir de protección eficaz ante los riesgos.
  • Permitir la utilización simultánea de varios equipos de protección individual, manteniendo su eficacia.
  • Tener en cuenta las condiciones anatómicas, fisiológicas y el estado del trabajado (talla, trabajadores con discapacidad, embarazadas…)
  • Adecuarse a lo dispuesto en el artículo 4 del Real Decreto 773/1997, en lo relativo a diseño, fabricación y requisitos legales.

Conviene señalar que la función de dichos equipos debe ser revisada en el caso de que se cambie o modifique alguna de las circunstancias o condiciones del puesto de trabajo en el que son utilizados.

El mantenimiento de los EPIS es fundamental para lograr garantizar una protección óptima del trabajador. Hacer un uso correcto del equipo, limpiarlo y desinfectarlo diariamente repercutirá positivamente en la efectividad, fiabilidad y durabilidad del sistema de protección. El empresario es el responsable de velar por la utilización de los equipos de protección individual y de asegurar que se realizará su mantenimiento. Esta responsabilidad patronal, en los supuestos de accidente de trabajo se puede asegurar en los contratos de seguro de la empresa.

Saber cómo y cuándo utilizar los EPI, en las diferentes situaciones que los requieren, evitará una gran cantidad de accidentes laborales, ya que son la última barrera entre el trabajador y el peligro. La misión de estos equipos es la de proteger a los empleados frente a situaciones de riesgo que atentan contra su salud, pero por muy eficaces que lleguen a ser, los EPI nunca podrán garantizar una ilimitada y absoluta protección. Es por ello que el empresario debe tratar de conseguir que los espacios de trabajo sean lo más seguros posibles, así como apostar por la formación de sus trabajadores, informándoles de los riesgos para su seguridad, de las medidas preventivas a adoptar, instruyéndoles en primeros auxilios y en procedimientos de emergencias.

El empresario, como el mayor responsable en los temas de prevención y seguridad también necesita un sistema de protección que le garantice una cobertura que responda de su actuación y de la de su equipo humano, por lo que siempre debe contar con un buen Seguro de empresa. Desde José Silva Correduría de Seguros nos proponen un amplio catálogo de pólizas que ofrecen toda la protección y tranquilidad que necesitas para tu empresa.

Fuentes: insht.es, boe.es y elaboración propia.

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